Madrid está lleno de restaurantes chinos, los hay de todos los tipos, desde los clásicos de rollito de primavera, arroz tres delicias y pollo con almendras hasta los más sofisticados. Los hay que ofrecen específicamente comida de una región o aquellos que proponen una reinterpretación en forma de cocina de autor, los especializados en comida callejera, en noodles, en hot pot y los que nos ofertan un totum revolutum asiático. Pero, ¿alguna vez os habéis preguntado cómo fue el aterrizaje de la gastronomía china en nuestra ciudad? ¿Quién fue el primero que dijo, a esta gente tiene pinta de que le va a gustar nuestra comida? Pues después de una extensa y exhaustiva investigación, desde De Cines y Cenas, hoy os traemos la respuesta: el chino más antiguo de Madrid.
En El Buda feliz 1974 están tan orgullosos de ser los pioneros en abrir camino a la gastronomía oriental, que incluyen el año de aterrizaje en nuestra ciudad en su nombre. Cuarenta años más tarde y unas reformas después, sigue siendo un local que ofrece una estupenda carta de comida china. Eso sí, nada queda de esos principios que nos remiten a los restaurantes que conocimos en nuestra infancia, en 2017 el local se renovó tanto en decoración como en menú para ofrecernos una selección de comida callejera con toques personales y fusión en un ambiente muy agradable y relajado en el centro de Madrid.
La carta aloja platos bastante originales como la ternera con callos o el pollo picantón que sorprendentemente son fríos y nos ofrecen una combinación de sabores poco esperada; o el Fu Gui Xia Ren que combina gambas, sésamo y rodajas de melón. También tienen versiones propias de los platos tradicionales como el pato laqueado o el pollo al limón hecho al carbón y con salsa especial de El Buda Feliz. Como nos costaba decidirnos entre tanta creatividad, optamos por una opción que nos encanta porque nos permite probar un poco de todo, seleccionado por el restaurante y sin tener que rompernos la cabeza: el menú degustación. Entre semana El Buda Feliz ofrece un menú ejecutivo a un precio más que asequible (15 €) con tres platos a elegir, bebida y postre. Y los fines de semana dos menús degustación, un poco más extensos a un precio de 25 y 35 €.
Nosotras optamos por el primero que tiene cinco platos a elegir entre dos opciones y un postre. Empezamos con el pollo (picantón) revolucionario de Sichuan cocinado a baja temperatura y servido con salsa de cacahuetes, cebolletas, sésamo y Pedro Ximenez, muy rico, pero como ya hemos avisado, sorprende porque no esperas que sea un plato frío, una vez superada la extrañeza inicial (aunque en la carta está avisado no nos fijamos) la combinación de sabores funciona muy bien. Después unos rollitos especiales de El Buda Feliz con trocitos de churros chinos, lomo de cerdo, cebollino y láminas, muy crujientes. Y por supuesto no podían faltar los dimsum, hechos a mano, vienen una selección de los cinco que ofrecen en la carta, estupendo para poder probarlos todos y decidir cuál es vuestro favorito. En el cuarto plato hay que elegir entre tallarines y arroz, una encrucijada complicada, pero esta vez optamos por los tallarines hechos a mano con pollo, setas y verduras al wok, son tipo udon y estaban muy sabrosos. Y para cerrar entre pollo y ternera elegimos la Ternera con tempura de boniato a la plancha. Un buen cierre lleno de sabor (y seguramente de glutamato como manda la tradición). De postre una tarta de queso sabor té matcha con helado de vainilla.
El buda feliz 1974 ofrece una buena comida china, con el sabor de siempre pero con un toque original, en un bonito local en el Centro de Madrid. Minipunto a su favor, traen vasos de agua con alegría, a la primera y sin poner pegas. Volveremos.