Benares, la india en Madrid tiene estrella

Benares es el nombre de la ciudad más sagrada de las siete ciudades sagradas de la India. Situada a las orillas de Ganges, Benares es famosa por sus tejidos de muselina y seda, perfumes, trabajos de marfil, pero sobre todo, es conocida en todo el mundo por sus numerosos “ghats”, terraplenes hechos en escalones de losas a lo largo de la orilla del río donde los peregrinos realizan abluciones rituales. En Madrid, Benares es también el nombre de un restaurante de alta cocina india que visitamos recientemente y que hoy queremos compartir con vosotras. Su carta se inspira en la excelente comida de todas las partes de la India que se podía y se puede encontrar en esta cosmopolita ciudad. 

Situado en Chamberí, el restaurante Benares combina producto local de temporada y técnicas actuales, con elementos clásicos y recetas tradicionales de la India. Su alta cocina india ha sido ampliamente galardonada y en la actualidad cuenta con una estrella Michelín, (nuestra segunda visita a un Michelin tras el Molino de Alcuneza). El restaurante ofrece una selección de varios menús así como una extensa carta. Nosotras nos decidimos por un menú degustación (nos encanta probarlo todo sin tener que rompernos la cabeza pensando si hemos elegido bien), que ofertan a un precio de 89 € por cabeza.

Este menú que, según su web, consiste en “una combinación de olores y sabores que hará de esta ruta, una experiencia única” cumple lo que promete desde el comienzo. La primera parada está destinada a sumergirte de lleno en este éxótico mundo, ya que se trata de un cóctel y un aperitivo servido en una mesa de especias en la que se aprovecha para conocerlas, olerlas, aprender sus usos y curiosidades o incluso, probarlas. Tras esta introducción se nos acomodó en una bonita mesa donde empezó el despliegue de 7 platos y dos postres cuya combinación de sabores y nombres parece una competición por lograr la sorpresa de los comensales.

La fiesta empieza con una selección de tres snacks indios: pani puri de chole, patata y guisantes con su caldo, una original mezcla de texturas entre una esfera crujiente y un líquido templado que hay que comer con cuidado y relativa rapidez si no queremos que se desparrame, una tartaleta crujiente de cococha de bacalo, otro bocado que trabaja la combinación de sabores y texturas muy diferentes y un kachori de lentejas amarillas especiadas, una pequeña empanadilla que nos pareció más cercana a lo que conocemos por la comida india.

Tras los entrantes, seguimos con un paneer de queso de cabra marinado y asado al tandoor acompañado de un paneer bhaji de queso de vaca, chutney de higos y crujiente de semilla, un nombre larguísimo para presentar un queso frito (a nosotras nos recordó un poco al halloumi) pero arropado con una mezcla de salsas y sabores deliciosos. Se continúa con momos en dos tiempos: momo relleno de buey de mar, marinado en raita trufada, asado al tandoor y momo frito relleno de curry de verduras, los dos buenísimos, pero si hay que elegir nos quedamos claramente con el de buey de mar, tanto por el sabor como por la originalidad en la presentación. Viene envuelto en humo, lo que hace que además del espectáculo al destaparlo, tome un sabor ahumado riquísimo. Y para rematar, los dos platos fuertes del menú: Bogavante al tandoor con salsa malabar, espuma holandesa especiada y pakora de alga codium y Nihari de hebra de cordero.

Antes del postre, un cortante de albahaca, tipo cóctel de limón en las bodas para depurar y para abrir paso al cierre dulce que consistía un postre Trampantojo de coco, y para compartir una fantasía en forma de Jardín indio. Acompañado todo de un té de lima miel y menta.

La bebida no está incluida en el menú, pero tienen una amplia selección de cócteles a 14 € inspirada en una milenaria filosofía y basados en tres bioenergías llamadas Doshas: Vata, Pitta y Kapha, que se generan combinando los cinco elementos de la naturaleza: tierra, agua, fuego, aire y éter. No sabemos si maridaba bien con nuestra bioenergía, pero nosotras nos pedimos una santa mezcla (Ron Santa Teresa, Bourbon Wild Turkey, Mezcla Caliente, Cold Brew, Bitter de Cacao) que se merecía el nombre. 

Toda la experiencia en Benares merece la pena. Desde la decoración del local, la tranquilidad del ambiente con una suave música indú y la atención de su personal, pasando por supuesto por la maravillosa combinación de sabores y olores que nos ofrecen sus platos. Todo un viaje para los sentidos. En verano el restaurante además cuenta con una bonita terraza que incluye una piscina que estamos seguras de que todavía hace la experiencia más especial. Nuestra recomendación es que al menos una vez, os permitáis disfrutar de este pequeño capricho de dos horas. 

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