Japón, la última frontera. Ese lugar al que todos queremos ir y del que conocemos bastante poco… ¿o no?. A falta de un buen viaje a la milenaria tierra del este decidimos acercarnos al restaurante Yakitoro, en la céntrica calle de la Reina de Madrid.
El local fue abierto por el televisivo cocinero Alberto Chicote (no confundir con el Chicote de la famosa coctelería) en 2015 y durante seis años fue uno de los lugares de los restaurantes de referencia en lo relativo a la comida fusión. Su estilo es claro: Yakitori es (a grosso modo) una brocheta de pollo sazonado a la parrilla, y un toro es (a lo fácil) un mamífero artiodáctilo de la familia de los bóvidos. Este sencillo acrónimo nos da a entender toda la filosofía de este restaurante, comida japonesa, con toques y sabores españoles… en brocheta.
En 2021 Chicote pasó el testigo de la dirección de Yakitoro al chef Luis Ángel Pérez, quien ha cambiado la carta y ampliado el espectro oriental con nuevos sabores, pero siguiendo el concepto de comida fusión.
Lo primero que hay que avisar, para todos aquellos que queráis ir, es que hay que reservar con antelación. El local es muy abierto, rodeado de cristaleras y cuenta con varias mesas y barras, al estilo de las tabernas japonesas. Tras sentarnos, una amable camarera nos explicó que “lo normal” es pedir tres platos por persona y hemos de reconocer que fue la elección correcta. Yakitoro se basa en tapas, ideales para compartir entre dos, con diferentes sabores y texturas. Para abrir boca comenzamos con “Tartar de pez limón” (11.90€) que nos dejó un poco fríos, la verdad. Continuamos con un “Yakitori de corvina” (7.40€), cuidado que es un poco picantón, y después, uno de los platos que más nos gustaron, “Boletus coreanos con salsa de callos” (9.20€), todo un descubrimiento, muy sabroso y en su ración justa para compartir. Seguimos con las “Costillas de Atún a la brasa” (12.60€) ideal para aquellos a los que os guste el teriyaki. Y terminamos con “Pollo con kimchee y guacamole ácido” (6.50€) y “Dados de solomillo, cacahuete y curry rojo thai” (9.80€) dos grandes opciones para los amantes de la cocina y los sabores orientales. Entre plato y plato, nos dimos cuenta que era una pena desaprovechar esas salsitas que quedaban en el plato y fuimos lo suficientemente tradicionales y cucos como para pedir un “Gohan” (4.60€), también llamado “Cuenquito de arroz”, para sacar más juguillo.
Una de las cosas que más sorprende de Yakitoro es que en cada mesa hay un pequeño hueco con hielo y cervezas, por si apetecen, pero preferimos decantarnos por la “Yakitoro Rubia” de medio litro (6.70€) que, pese al nombre, es una “La Cibeles” con etiquetado especial para el restaurante y una jarrita de agua.
Saciados, como estábamos, hicimos un último esfuerzo para probar los postres. La “Tarta de queso Yakitoro” (6.40€), muy cremosa, de color verde y acompañado con un sorprendentemente delicioso helado de yougur natural y un “Mochi, mochi” (6.30€) que pese a repetir nombre, es solo uno. Elegimos el sabor sakura (cereza) y fue un buen final para una opípara cena de 81.40€ de monto final.
Conclusiones: este “Yakitoro 2.0” de Luis Ángel Pérez parece haber orientalizado (aún más) la carta del, otrora, restaurante del chef Chicote, pero sin perder esa mezcla que lo hacía único. Un lugar muy agradable, donde poder compartir platos y disfrutar de sabores que no se suelen disfrutar todos los días. Yakitoro es un buen restaurante para un caprichito mensual, con un precio asequible.
Interesante mezcla de cocina.
Muchas gracias por compartir con todos este sitio.