Tiempos modernos en el Café Comercial

Desde que en 2018 reabriese el Café Comercial, tras una abrupto e inesperado cierre, sus nuevos propietarios han conseguido convertir el (otrora) café más antiguo de Madrid, en un espacio que aúna gastronomía, cócteles y cultura a partes iguales. Los brunch, los churros y el bacalao al pil pil sobre pisto confitado, se unen a los conciertos, las presentaciones literarias y los monólogos en pleno centro de Madrid.

Es por eso que el otro día, pasando por el metro de Bilbao, encontramos un cartel que nos indicaba el re-estreno de los “Miércoles de Cine + Cena” del café Comercial, una propuesta que nos permite ver una película y disfrutar una cena en uno de sus remodelados salones. Como buenos amantes “De Cines y Cenas”, vimos la excusa perfecta para hacer un nuevo post. Reservamos directamente en el local y acudimos a la hora y lugar indicado, para cenar y ver “Tiempos Modernos” de Charlie Chaplin, uno de esos clásicos que (por suerte y por desgracia) no pasan de moda tras los casi 90 años desde su estreno. Con una estética que más tarde tendría influencia en (la grandiosa) “Metropolis” de Fritz Lang, “Tiempos Modernos” nos muestra la vida de un trabajador, sin nombre (aunque a efectos prácticos fue la última vez que vimos a “Little Tramp” en pantalla), de una fábrica metalúrgica durante la depresión económica de 1929. Sus absurdas condiciones de trabajo, en las que el férreo control llega hasta los servicios (¿a qué nos recordará esto…?) quedan ya reflejadas desde la primera secuencia de la película, en la que un rebaño de ovejas intenta avanzar sin control y en la que solo destaca una oveja negra. Esta oveja, que intenta seguir el camino marcado, será, al final, la única que entienda que la sonrisa es lo que nunca debemos perder mientras miramos al horizonte. “Tiempos Modernos”, pese a ser una película muda, fue considerada como la primera obra sonora de Charlot, ya que mezcla los sonidos de la fábrica, con algunos diálogos y una interpretación de la canción “Je cherche après Titine” (de Léo Daniderff).

Salón superior del café comercial preparado para la sesión de cine y cena

Como maridaje a la película el Café Comercial nos ofreció una cena basada en cuatro platos para compartir, postres y bebida. El menú consistió en una ensaladilla clásica El Comercial, una burrata de búfala con pesto de tomate seco, calabacín y brotes, un plato de croquetas con jamón al natural y unos taquitos de merluza de pincho a la romana con muselina de ajo frito, todo muy correcto y suficiente para compartir. Tal vez lo mejor de la cena fue la tarta de queso con frutos rojos y helado de galleta artesana, que tan de moda se están volviendo ahora.

Bajo este marco incomparable de queja al maquinismo y la industrialización, lo más curioso fue que el proyector y el ordenador al que estaba conectado, se encontrase en mitad del salón y que las luces decidiesen encenderse y apagarse a cada rato, debido al control “inteligente” al que estaban conectados… benditos aquellos tiempos en los que unos interruptores pegados a la pared no daban la lata. 

Desde nuestra humilde opinión, la oferta de “Miércoles de Cine + Cena” del Café Comercial es un agradable plan de tarde-noche en Madrid, mientras se revisitan grandes clásicos, aunque también es cierto que deberían arreglar el pequeño lío que se produce al combinar las reservas hechas por la aplicación de Fever, con las realizadas in situ en el restaurante, ya que llevan a liar a los camareros más de la cuenta, al no saber si ofrecer el menú cerrado o la carta al uso. El precio también nos parece un poco excesivo. Si bien es cierto que salimos bien servidos, los 28€ por persona con el menú estándar o los 38€ a los que se llega con el menú premium (al que se añade un plato principal a elegir entre: un medallón de solomillo con puré trufado o un bacalao confitado sobre pisto) no nos parecen del todo recompensados por una “cena espectáculo” descargada en un ordenador. Los fallos de luces pasan en las mejores familias y cierto es (al César lo que es del César) que nos invitaron a una consumición por las molestias y seguramente no vuelvan a pasar.

En resumen, como idea, el Café Comercial vuelve a ofrecer una agradable e interesante propuesta para las noches madrileñas, con un ciclo de Chaplin acompañado de una correcta cena y en uno de sus más agradables salones (el superior, para más señas). Una opción más que correcta para disfrutar de los miércoles en el centro, aunque un poco cara para unas películas que suelen reponerse en cines con (demasiada) frecuencia.

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