El roscón de Dabiz Muñoz y la pérdida de la Navidad

Sea porque todas las fiestas han caído en fin de semana, sea por el tráfago de la vida, parece que estas Navidades han sido las menos Navideñas de todas. Para intentar compensar estas emociones y conseguir darle una chispa de ilusión a estas fechas, nos hemos decidido a probar el ya famoso Roscón XO, de venta en el Corte Inglés, para ofrecerle a las Reinas Magas un tentempié diferente al que están acostumbradas en estas fechas.

El famoso chef Dabiz Muñoz vuelve a deleitarnos con el dulce típico del día de Reyes, tras el éxito de sus propuestas del año pasado. En esta ocasión, nos ofrece un roscón que es todo sabor. Desde el chantilly de maracuyá y mascarpone, a la salsa de dulce de leche con chile pasando por el jengibre confitado, que hace las veces de fruta escarchada, la experiencia que nos propone este postre no nos dejará indiferentes… y conseguirlo tampoco. 

Preparando nuestra rica cena de Nochebuena en el Club del Gourmet de El Corte Inglés, por 50 euros (ver post) se nos ocurrió la idea de echar el todo por el todo y darnos este año el homenaje que nos merecemos, o por lo menos el que nos apetecía. Así que a la hora de soltar nuestra flamante tarjeta regalo de 50€ para pagar la cena, algo que dejó sorprendida a la cajera (no se deben ver muchas tarjetas regalo por esos lares), decidimos pedir “El roscón de Dabiz Muñoz. Pídalo ya en caja.”… Si hubiésemos sabido que seguir las instrucciones de un anuncio fuese a aflorar, de la peor forma, los engranajes internos del supermercado más famoso de España, nos hubiésemos ido a casa y escondido entre las sábanas hasta que las entrañables fiestas acabasen. Y es que el ECI es un gigante con pies de barro y si bien hace tiempo se libró de las “bacalaeras”, todo el sistema de compra sigue consistiendo en tickets y engranajes con cuerdas y poleas. Que si no encuentro la carpetilla, que si esto son los tickets de otras compras, “ahora no se puede comprar…”, “bueno sí se puede, pero no sabemos”… Total que volvimos a casa planteándonos la compra y con cara de no entender cómo un centro comercial, que tiene tiendas por toda la geografía de esta piel de toro a la que llamamos España, no es capaz de tener un sistema informático funcional y dejarse de tickets y carpetillas. 

“Si hubiésemos sabido que seguir las instrucciones de un anuncio fuese a aflorar de la peor forma, los engranajes internos del supermercado más famoso de España, nos hubiésemos ido a casa”

Ya teníamos el gusanillo dentro y nos metimos en la página web para intentar probar el suculento nuevo manjar del marido de la Pedroche. Pero si la tienda física son gente moviendo poleas, la web del ECI son personas llevando mensajes escritos a plumilla de un lugar a otro. Que si inscríbete, que ahora te logueas porque automáticamente no se va a hacer, ahora dame una cantidad de datos sin sentido que nada tienen que ver con la compra… pantallas y pantallas de formularios que rellenamos con los datos más absurdos posibles, para que vendan nuestra información al mejor y (ahora) menos informado postor. Finalmente conseguimos llegar a la parte interesante, en la que solo nos dejaron elegir el 5 de enero como fecha de recogida del roscón, en un Corte Inglés a elegir (y solo ahí), por una persona que debía llevar el DNI (o no se lo darían) y que debía presentarse allí (sí o sí) ese día o lo perdería para siempre. Pero (el ECI aprieta, pero no ahoga) ya nos escribirían para decirnos cuándo estaría. 

El tiempo pasó y el 4 de enero recibimos el mensaje que estábamos esperando: “Nuestro roscón ya estaba”. Había que presentarse en la sección Gourmet de El Corte Inglés seleccionado, el día 4 o el 5 (no más allá o perderíamos dinero y roscón), con el mail, el DNI y la mejor de las sonrisas (es Navidad). Esto último se nos quitó al tener que atravesar la marabunta de gente que recorre las calles comerciales de Madrid y descubrir (ya en la zona gourmet) que “ha habido un error y no es aquí donde se recoge el roscón… es en otro Corte Inglés”. Vuelve a salir, vuelve a luchar porque una familia de Cuenca no te confunda con su hija y te lleve a ver “El Rey León”, entra en otro ECI, ve a la caja… tampoco es allí… y termina pidiendo que una persona amable te de tu puñetero roscón de una santa vez, porque estas por mancillar el buen nombre de los Ocho días de Oro, los Corticoles y los Tecnoprecios que los parió.

Finalmente conseguimos encontrar la escondida y recóndita caja, junto a la salida de emergencia y la entrada al almacén y sin mirar el mail, el DNI y desestimando todas las advertencias con la que nos advirtieron en la web, nos dieron el roscón.

“Los Ocho días de Oro, los Corticoles y los Tecnoprecios que los parió.”

Explicado todo esto, diremos que el Roscón XO de Dabiz Muñoz es una locura. La cantidad de sabores y matices que van explotando en la boca hacen de este postre algo muy interesante para probar y disfrutar. Según el famoso chef, gracias al apoyo que ha notado por parte de la gente, este año ha añadido una sorpresa que viene con sorpresa. Como es típico de estos dulces, existe una figurita escondida entre el chantillí, que puede ser de diferentes colores y que trae consigo premios que van desde una variedad de salsas XO, a una cena a domicilio o en el restaurante de Muñoz (también te puede tocar la figurita roja que no tiene regalo y que queda muy bien junto al resto de figuras de roscón que por algún motivo se guardan por casa y nunca se tiran).

Conclusión: más allá de que El Corte Inglés sea un centro comercial del siglo XX al que le cuesta horrores actualizarse y que el Roscón XO sea algo delicioso para tomar con un café, en estas entrañables fechas, deberíamos empezar a pensar y replantearnos ciertas cosas para el año que viene. De un tiempo a esta parte, es fácil notar y entender que se nos ha ido la cabeza con las Navidades. La cantidad de productos existentes son consecuencia directa del consumismo de estas festividades (y ahí cada uno que piense como vea), pero a cada turrón de tarta de queso que aparece, nos alejamos más y más de las tradiciones reales y de aquí. El roscón de Dabiz Muñoz no es un roscón, es un postre rico que puede unirse a las tabletas de chocolate con cosas locas que en estas fechas se hacer llamar turrón y a los bastones de caramelo y las galletas de jengibre que lentamente van ocupando más y más sitio en los supermercados. Desde que muchos bares de Madrid empezaron a poner “muffins” y tostas de aguacate como desayuno, empezamos a perder una parte de nuestra cultura e identidad que, lentamente, se va extendiendo a otras fiestas que también ven cómo sus postres desaparecen. 

En De Cines y Cenas creemos que todo debe evolucionar, mejorarse y avanzar, pero también vemos con preocupación cómo empiezan a subir absurdamente el precio de los churros y demás postres tradicionales. Que no queremos ser agoreras, pero que en cinco años no queremos que la influencer “Flistin” haga un reel de “una cosa rarísima que hacía mi abuela” y terminemos pagando los 45€ que vale el Roscón XO por uno congelado y sin figurita.

P.D. Y por favor… si tenemos que acabar con algo, acabemos con el haba. 

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