Decía un antiguo eslogan de la ciudad que “Burgos, no te dejará frío”, y la verdad es que no. Reconocemos que ya sea por el calentamiento global o por la casualidad, hay una forma bastante acertada de saber si De Cines y Cenas está en la ciudad… hace calorcito. ¿Y qué apetece con buen tiempo? Uno de los platos típicos de la zona. La famosa y contundente Olla Podrida. Un plato que definitivamente no te dejará frío.
Fundada en el año 884 y siendo capital del condado de Castilla y más tarde capital del reino de Castilla, Burgos es una agradable ciudad del norte de España, cuna del Cid Campeador y de las bases de los actuales Derechos Humanos. Sus dos horas de distancia de Madrid, así como sus diversos monumentos y patrimonio histórico hacen de ella un lugar perfecto para pasar un buen fin de semana alejadas de los quehaceres diarios de la capital. Y allí que nos fuimos.
“Bodegas Portia, la “Petra española” en Gumiel de Izán, los yacimientos de Atapuerca o la cascada de Orbaneja del Castillo.”
Como madrileñas de pura cepa, una de las cosas que más sorprenden de Burgos son sus calles arboladas y su río. Parece ser que dejar que el Arlanzón cruce libremente la ciudad y hacer parques a sus orillas es una buena forma para que los oriundos de la zona puedan caminar y disfrutar del fresquito… quién lo iba a decir. Caminando, caminando llegamos a la catedral, que desde 1260 lleva observando la vida burgalesa desde sus cimborrios de crucero y las agujas de su fachada (elementos del gótico avanzado que hacen de este monumento Patrimonio de la Humanidad, tan reconocible). Tras saludar a su famosísimo Papamoscas y pasear por el centro urbano, cruzamos el río y nos fuimos a otro de los imprescindibles de la ciudad: El Museo de la Evolución Humana.
En este punto habría que llamar al orden y la lógica para salir de la espiral de acrónimos museísticos que nos rodea. ¡Señoras! Nos encanta la evolución humana, pero nos da un poco reparo ir al “MEH” o al “MAN” en Madrid. También nos horroriza que todos los trabajadores del IKEA tengan una camiseta que diga “HEJ!” pero es sueco y es otra historia.
Recogida, del tamaño justo y bastante agradable y alegre, Burgos es una ciudad que nos ha encantado y que dispone de bastantes lugares cercanos por los que caminar y perderse en nuevas visitas. Como las Bodegas Portia, la “Petra española” en Gumiel de Izán, los yacimientos de Atapuerca o la cascada de Orbaneja del Castillo. Lugares donde no solo disfrutar de una agradable visita sino donde disfrutar de la buena comida de la zona. Y es que, como ya sabéis, en De Cines y Cenas nos gusta tanto viajar como comer y en Burgos hay que comer… La Olla Podrida.
“La Olla Podrida es un plato tradicional y originario de la cocina española y sus orígenes se remontan a la Edad Media.”
Para disfrutar de este apetitoso y loco manjar nos desplazamos a uno de los locales más tradicionales para tamaño reto, el restaurante ‘Los Claveles’ en Ibeas de Juarros, a 14 kilómetros de Burgos. Desde 1962 llevan haciendo ollas podridas y pese haber evolucionado, en 2017 su gastronomía, éste sigue siendo su plato estrella. Y es que la Olla Podrida es un plato tradicional y originario de la cocina española y sus orígenes se remontan a la Edad Media. Calderón de la Barca describió este plato como “la princesa de los cocidos” y varios autores denominan a este cocido como la comunión de carnes, hortalizas y legumbres. Hasta que (como siempre) los franceses se intentaron adueñar del plato y transformaron la expresión “olla podrida” en “pot pourri” (“popurrí”). Sea como fuere, hay que aclarar que “podrida” es una derivación de la palabra “poderida”, que en castellano antiguo significaba “poderoso” y que hace referencia a que este plato estaba sólo al alcance de gente con dinero.
¿Por qué nos contáis todo esto y no vais directamente a la manduca? Os preguntareis. Pues porque en la época de los buffets libres y las hamburguesas de sabores e ingredientes locos, puede no llamar la atención la unión de alubias rojas, con morcilla de arroz, chorizo, adobados, curados, costilla, panceta, oreja y morro y/o pezuñas de cerdo, pero en la época del Quijote, montar un plato así solo podía indicar que ahí había escudos de oro y reales de plata. La Olla Podrida es todo un festival alimenticio al que hay que enfrentarse con bien de hambre. Servido en “dos vuelcos”, primero se comen las judías y de segundo el festival de carne, aunque de judías se puede repetir.
En ‘Los Claveles’, al pedir la Olla ni nos ofrecieron entrante (lógicamente). Tan solo nos pusieron pan, las bebidas y la fuente con los sacramentos… pero, de nuevo, nos debemos a nuestro público y terminamos pidiendo postres. La tarta de queso (5€), la tarta de hojaldre con helado (5.50€), Pavlova con crema ácida de limón y frutas naturales de temporada (6€) y una milhoja crujiente de chocolate con nata avainillada y quenelle helado (6€). Lo más destacable de todos ellos fue la riquísima nata que las acompañaban pero, tampoco podemos decir mucho más porque estábamos bastante llenos.
El nuevo eslogan turístico de la ciudad es “Burgos, te sienta bien” y si bien nos da bastante miedito que haga tan bueno en una de los lugares más fríos de esta piel de toro llamada España (calentamiento global – calentamiento global), está claro que estas escapadas sientan muy bien y platos como la Olla Podrida… mejor. Desde De Cines y Cenas recomendamos Burgos para cualquier fin de semana de tranquilidad, paseítos y buena comida.