Hay muchas formas de empezar una crítica sobre el espectáculo de “Rocky Horror Picture Show” en Madrid. Desde un punto de vista histórico, analizando pormenorizadamente la historia de los “midnight movies”; a lo frikazo centrando todo el escrito en la grandiosidad de Tim Curry; o en plan crítico cinematográfico, intentando dar lógica y sentido a la pregunta que a todo el mundo le viene a la cabeza cuando ve la película “¿Qué demonios hace ahí Susan Sarandon?”… Como no nos aclaramos con la perspectiva en cuestión, haremos algo que nos gusta mucho en “De Cines y Cenas”: una buena mezcolanza.
“Midnight movies” es un término acuñado en EEUU (allá por los 50) que se refería a la programación televisiva nocturna, donde cabían todo tipo de películas de bajo presupuesto. En los 70 la costumbre se extendió a algunos cines de Nueva York, donde entre el humo, la gente dormida, las parejitas de final de la sala y Tarantino, se fue generando un extraño fenómeno fan que hizo resurgir películas que habían pasado por la cartelera oficial sin pena ni gloria.
Si bien “Rocky Horror Picture Show” no fue la primera “Midnight movie” exitosa, sí fue la única que aguantó en cartelera tras la llegada del VHS y la decadencia de este tipo de sesiones y salas cinematográficas, y lo consiguió gracias a una de esas pequeñas y brillantes casualidades de la vida. Uno de esos momentos en los que una pequeña idea, cruza el cerebro de una vivaraz persona, que en un momento exacto, en un lugar pertinente, fue capaz de abrir la boca y vocalizar: «Buy an umbrella you cheap bitch!».
Una parodia/tributo a todas aquellas películas de “Serie B”, en la que monstruos, jóvenas ligeras de ropa, alienígenas y números musicales de lo más variopinto aparecen en escena.
Desde ese preciso momento, la frase fue pronunciada en cada proyección por cientos y cientos de personas, que a su vez, fueron ampliando el muestrario de chascarrillos y provocando cada vez más y más risas entre el público. Ese mismo año, durante la festividad de Halloween, un enfervorecido grupo de fans hacían cola para entrar a ver la película, caracterizados como los personajes.
Y esto nos lleva a Madrid, día de todos los santos (aka. Halloween), teatro Soho y nosotros con dos “V” (de vírgenes) pintadas en nuestra frente, para ver el 15 aniversario de “The Rocky Horror Madrid Show” realizado por la compañía Dramakuin. Pronto nos vimos rodeados de gente en ligueros y corpiños y con una bolsa con todo lo necesario para disfrutar del espectáculo (véase: papel higiénico, confeti, una hoja de periódico, un matasuegras…). Tras una breve introducción en la que se nos explicó cómo debíamos proceder con los utensilios entregados… empezó la película.
¿Y qué decir de la película…? Bueno, digamos que es una parodia/tributo a todas aquellas películas de (digamos) “Serie B”, en la que monstruos, jóvenas ligeras de ropa, alienígenas y números musicales de lo más variopinto iban apareciendo en escena con más o menos gusto, lógica y capacidad técnica, que inundaron las sesiones de “Midnight Movies” americanas de la época, pero en este caso… ¡TODO A LA VEZ!.
La línea argumental de “Rocky Horror Picture Show” es lo de menos, porque desde el momento en el que aceptamos que una jovencísima Susan Sarandon está en pantalla y (sobretodo) en el momento en el que el GRAN Tim Curry aparece en escena, todas las preguntas que nos hacemos… desaparecen. Como ya hemos comentado anteriormente (en la parte de análisis histórico, que parecía un relleno para el blog… pero no) la gente de Dramakuin recogen todas las frases que se fueron diciendo en los cines y el espectáculo americano y las unen con algunas de cosecha propia, mientras representan las diferentes y particulares escenas en el escenario y a través del patio de butacas.
Risas, bailes y cánticos variados es lo que encontramos en esta “bizarra” película/representación de uno de los clásicos básicos de la cultura glam y de los travestis de Trans-silvania. Muy recomendado.
P.D. Por si os habéis quedado con la intriga, Susan Sarandon explicó que aceptó el papel (pese a los consejos de su representante) porque quería vencer su miedo a cantar (The Guardian – 12 Nov 1999) y porque “Me emociona que un día mis nietos puedan ver a su abuela en bragas y sujetador seduciendo a un monstruo” (Chicago Tribune 1993).
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