Tardes de Picnic en Malasaña

Antiguamente eran llamados “humor”, cada uno de los líquidos de un organismo vivo. Actualmente define la disposición en que alguien se halla para hacer algo. Pero hay un lugar en pleno centro de Malasaña en el que disposición y líquidos se unen, para que tomar algo y asistir a eventos humorísticos signifique estar en uno de los bares más icónicos y queridos de barrio: el Bar Picnic. 

Sí, lo reconocemos, acabamos de hacer una de esas entradillas que se recordarán por siempre en el cada vez más lucrativo mundo bloguero, pero la ocasión lo merece. Y es que (por fin) hemos disfrutado de una de las sesiones humorísticas del Bar Picnic en la calle de las Minas 1, en pleno centro de Madrid. Desde 2008 este espacio se ha convertido en uno de los locales de referencia en el barrio, siendo partícipe en las Fiestas de Pez, Poesaña, el Ciclo de Cultura de Malasaña, así como punto de encuentro para todo aquel que termina su paseo por el centro con una buena cervecita o un coctel (como hizo Matt Bellamy y su grupo Muse allá por los locos 2016). Y es que pese a su estilo kitsch, el Picnic es un bar de barrio, en el que es fácil conocer tanto a los camareros como a los dueños, así como a Buffy a quien encontraremos dando una vuelta por las mesas o durmiendo en alguno de los sofás (cuando vayáis lo entenderéis).

“Desde 2008 este local se ha convertido en uno de los locales de referencia en el barrio”

Todos estos motivos ya son suficientes para ir al Picnic pero, por si acaso se necesita otro, comentaremos que todos los miércoles, en la cueva del local, se organiza un Comedy Club, que permite la aparición de nuevos cómicos en un mundo en el que la bola de nieve de la fama es cada vez más pronunciada. Presentado por los majetes de Rabo Parmesano y con entrada libre (pero echaos una consumición, anda), ofrece un micro abierto para aquellos valientes que intentan hacerse un hueco en la comedia. Entre 7 y 10 humoristas se suben al escenario cada semana, para consolidar y/o probar texto, convirtiéndo el plan en una propuesta alternativa en cuanto a la oferta de monólogos en Madrid. 

“Presentado por los majetes de Rabo Parmesano y con entrada libre, ofrece un micro abierto para aquellos valientes que intentan hacerse un hueco en la comedia.”

Parece algo banal y sencillo de conseguir, pero hay que pensar que entre pandemias, crisis, postcrisis y chemtrails varios, los fundadores del Picnic han conseguido mantener un local donde se se presentan libros, se realizan actuaciones y desde el que han salido cómicos y artistas que ahora llenan salas por toda esta piel de toro a la que llamamos país. Y todo resistiendo a la terrible gentrificación del barrio, con precios normales (lo cuál es de agradecer).

Por nuestra parte diremos que espacios así nos parecen fundamentales. Lugares donde poder probar y experimentar sin demasiadas pretensiones, accesibles a todo el mundo, ya quiera ser cómico o público. Con escenarios pequeños y cercanos, sin tener que hacer colas interminables o pagar precios desorbitados. Solo llegar, pedirte una cerveza y sentarse a ver lo que el humor nos depara esa noche. Larga vida al Picnic. 

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