A los que vivimos en una gran ciudad y estamos acostumbrados a ir de un lado para otro corriendo, sorteando a gente y consultando mails y redes en el móvil, a menudo se nos olvida subir la mirada para contemplar lo que hay por encima de nuestras cabezas. Pero si nos detenemos un momento para realizar ese gesto y alzar la vista en las calles y avenidas más céntricas de nuestra ciudad, encontraremos muchas sorpresas. Y es que las azoteas de los edificios del Madrid histórico están repletas de esculturas que a su vez alojan multitud de historias. Hoy, os proponemos fijarnos en una muy concreta: una imponente estatua de Diana Cazadora que se encuentra en el edificio de Gran Vía 31 que acoge el Hotel Hyatt Centric Gran Vía.
En 2017 abrió el Hotel Hyatt Centric Gran Vía, tras invertir 30 millones de euros en la puesta a punto de un bello edificio art déco de 1920. El inmueble está lleno de curiosidades y el hotel ha hecho un interesante trabajo para ponerlas en valor. Una de las iniciativas que acoge es la celebración de unas sesiones de microteatro que tienen lugar en una de las suites del hotel y que están concebidas de manera que fusionan la historia de lugar en el que nos encontramos con un pequeño relato de misterio que nos sirve de marco para pasar una agradable hora entre ficciones y realidades.
“Un obús dirigido al edificio de Telefónica, erró en su blanco y atravesó la pared del edificio en el que nos encontramos.”
La experiencia comienza siendo recibidos por Hyatt el mayordomo, que a su vez es la personificación del mismo edificio en el que nos encontramos. De su mano se nos develan algunas de las historias que acoge esta finca. En los ascensores subiremos a la novena planta, donde se puede observar una una viga dañada por un bombardeo de la época de la Guerra Civil española que se ha convertido en un homenaje a la paz. Esta escultura señala el agujero de un obús que dirigido al edificio de Telefónica, erró en su blanco y atravesó la pared del edificio en el que nos encontramos. Por supuesto, lo más destacado es la escultura de Diana Cazadora que corona la terraza del hotel. De cinco metros de altura es obra de la escultora Natividad Jiménez, que se convirtió en la primera mujer en diseñar una escultura en la Gran Vía. Diana lanza sus flechas a la figura situada en el edificio de enfrente, Endimión, un joven pastor del que ella estaba enamorada y que le iba a ser arrebatado por el ave fénix. La buena o mala fortuna hace que las flechas no alcancen sus blancos y caigan al suelo de la Gran Vía donde quedarán grabadas para siempre. También un ave fénix es la encargada de señalarnos el escenario en el que se desarrollará el pequeño teatro al que hemos venido: la Suite Fénix. Con 76 metros cuadrados de habitación y 25 metros cuadrados de terraza privada cuenta con increíbles vistas a la calle principal de Gran Vía. Fue un placer poder salir al fresco de la noche y contemplar las maravillosas vistas desde tan privilegiada ubicación.
Todavía con la sensación de la emoción del recorrido nos sentamos en la suite para sumergirnos en la inquietante historia que allí se desarrolla de la mano de dos actrices. María necesita encontrar trabajo rápidamente, así que cuando le llega un extraño anuncio como niñera no duda en presentarse. Pero lo que comienza como una entrevista rutinaria en la habitación de un hotel, poco a poco se irá transformando en algo más…
Tras terminar la representación, finalizamos con una consumición a elegir entre zumo de naranja o champán en el restaurante Hielo y Carbón del Hotel.
Conclusión: una forma diferente de asistir a un microteatro mientras conoces los detalles y curiosidades de un edificio histórico de la Gran Vía madrileña. Todo se desarrolla en una hora escasa, por lo que quizás la experiencia se queda un poquito corta, pero es intensa y está bien planificada. A nosotras nos gustó y lo recomendamos. Si quieres experimentarlo puedes hacerlo por 18 € por cabeza y te dejamos el enlace de reserva aquí.