La Emperatriz. El mito por Netflix

Hay momentos en la vida de los guionistas en los que se tienen que hacer una gran pregunta: “¿Cómo de realista quiero que sea mi serie?”. Obviamente, la respuesta a esta pregunta viene contestada con el siempre útil y maravilloso “Depende de lo que quieras comer este mes”. Cuando hablamos de Sissi emperatriz, la solución a la gran pregunta del profesional audiovisual se convierte en todo un gran quebradero de cabeza, que busca lograr el balance entre el romanticismo de las películas de Romy Schneider y los problemas de salud y mentales del personaje real.

La Emperatriz es una miniserie alemana producida por Netflix, que revisita (otra vez) el mito de Isabel de Baviera, más conocida como Sissi. Intentando ser una serie mucho más realista y cercana a la verdadera historia de la protagonista, esta producción alemana de 2022 se aleja de las románticas versiones del personaje y decide versionar el libro del mismo nombre de Gigi Griffis, una escritora que se define a si misma (tal y como pone en su web) como “Amante de las historias poco conocidas, los personajes femeninos desagradables y todo lo relacionado con Europa” (también dice que “si estuviera en una película de terror sería ser la vieja y astuta bruja del pantano o el tonto que escuchó a los gatitos en peligro y se metió en el sótano oscuro para que lo asesinaran con un hacha” pero no estamos aquí para eso). 

“La Emperatriz” se aleja de las románticas versiones del personaje  y decide versionar el libro del mismo nombre de Gigi Griffis

La historia comienza con una Elisabeth alegre y distendida, poco interesada en algo más que corretear descalza por el bosque y a la que le gusta esconderse detrás de las cortinas cuando le piden que se vista (cosa que hemos hecho todas a los 16 años), que tras un par de intentos de venta… Perdón, de casamiento con los siempre feos y caricaturizados pretendientes que se le ponen por delante, termina viajando junto a su madre y su hermana (no sin antes matar a un caballo) a visitar a la Familia Imperial de Austria. Esto, que puede sonar divertido, curioso y sorprendente, pasa a convertirse en algo un poco más sórdido cuando la historia nos dice que realmente van a visitar a su primo para que su hermana se case con él (será que somos republicanas y estas cosas no nos pasan). Pero oh, destino cruel, que giras las ruedas de la ironía en direcciones que no podemos entender, la historia termina con Elisabeth (que no Sissi, y por favor que nadie la llame así que en la serie se enfada mucho si lo haces) casada con el apuesto Emperador Francisco José I, en un giro loco de guión en el que intervienen un pájaro, dos miradas y uno de esos flechazos que son difíciles de explicar en los 5 minutos que dura todo el asunto.



Todo lo anteriormente contado es el primer episodio y pese a nuestras jocosas palabras, hemos de confesar que nos ha gustado la serie. Sinceramente, no nos creemos el 95% de lo allí relatado, pero también es verdad que si aguantamos la parte del gran amor que (dato histórico) no se dió ni por un momento, cierto es que las intrigas palaciegas y la ambientación están muy bien conseguidas y permiten que la serie avance, enganchádonos bastante más de lo que nos podríamos haber imaginado en un primer momento. 

Grabada íntegramente en Baviera, “La Emperatriz” se queda a medio camino entre drama histórico y dramón palaciego a lo “Los Bridgerton” o “The Crown” y que es interesante para pasar una semanita de mantita, ahora que viene el frío o (entendiendo que de histórico tiene los nombres) ir abriendo boca para una escapada a Viena. Una miniserie que promete segunda temporada y que ha sido uno de los pocos grandes éxitos de Netflix alejados de niños con superpoderes y asesinos en serie.

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