Hans Zimmer Live in London

De Cines y Cenas se desplazó a Londres para ver en directo a uno de sus compositores de bandas sonoras preferido y predilecto, el gran Hans Zimmer, quien volvió a repasar sus grandes éxitos en un maravilloso y concurrido concierto en el impresionante O2 de la capital Inglesa. Una increíble experiencia en la que disfrutamos de su música, sus (ya famosos) chascarrillos creativos y una sorpresa que hizo levantarse al público asistente.

Que Hans Zimmer es el compositor de bandas sonoras de moda no sorprende a nadie. Éxitos como “El Rey León”, “Interstellar, “Origen” o “Dune”, le han hecho alzarse con numerosos premios Oscar, Bafta, Globos de Oro y Grammy (entre otros) pero también le ha permitido trascender a figura pública y querida por el público, quien acude a en masa a sus conciertos en abarrotados estadios alrededor del mundo. Y es que este alemán de 65 años decidió, hace un tiempo, sacar sus composiciones favoritas de la pantalla y tras formar una banda con sus más cercanos colaboradores, subirse a los escenarios en un Tour mundial en el que repasa su trayectoria de más de 40 años en Hollywood.

Hans Zimmer Live es una remozada versión de su anterior espectáculo “The World of Hans Zimmer” (no confundir con “The World of Hans Zimmer – A Symphonic Celebration Tour”, donde se tocan las mismas composiciones, pero él no está). Si bien, en su primer show la idea era tocar las partes más reconocibles de sus éxitos, así como un popurrí de todas aquellas “menos conocidas”, en este hemos disfrutado de un show más intenso, con menos títulos, pero con mayores y mejores arreglos que no solo se centran en la parte más célebre, sino que introduce estas con otras partes de la banda sonora, lo cual hace intensificar su magia e intensidad. 

Junto a Hans, se juntan en el escenario varios de sus ya famosas colaboradoras habituales como la enérgica Tina Guo al violonchelo, la virtuosa violinista Rusanda Panfili o Pedro Eustache que parece ser capaz de tocar cualquier instrumento de viento y en esta ocasión completa el elenco de músicos con unos representantes de la Orquesta Nacional de Odessa, que consiguieron salir de Ucrania al inicio de la guerra. 

“Esta vez hemos disfrutado de un show más intenso, con menos títulos, pero con mayores y mejores arreglos.” 

El concierto es todo un espectáculo sonoro y visual, pensado para disfrutarse en grandes estadios y en el que el trabajo de iluminación es tan impresionante como la música. Cada bloque sonoro tiene unos movimientos de luz que llevan tus ojos por todo el recinto y las pantallas led se mueven y giran produciendo unos efectos muy interesantes y atractivos. Si bien es cierto que esto producía una sensación de estar todo mucho más coreografiado y medido que en anteriores shows, la música hacía olvidar todo enseguida. Y es que pese a tener menos partes de charla distendida y explicación sobre los músicos y las composiciones (tampoco creemos que haya más cosas que explicar tras los anteriores shows) Zimmer fue capaz de presentar a toda su banda y dar unas pequeñas pinceladas de sus carreras y su relación con ellos, para quienes les pille de nuevas.

Pero si algo nos llamó la atención del concierto fue, por un lado, la valentía del alemán de poner seguidas aquellas composiciones que… digamos… se homenajean y la sorpresiva pedida de mano que “improvisó” Hans frente al abarrotado O2. La cosa salió bien en ambos casos y el concierto terminó con el tema de “Origen” tocado al piano por Zimmer y su futura mujer. Todo muy bonito aunque, de nuevo… un poco encorsetado. 

Quién le iba a decir a aquel pianista que en 1984 tocaba el piano en un concierto de Mecano en Segovia (sí, esto pasó) que cuarenta años más tarde estaría comprometiéndose en Londres, tras una carrera tan exitosa y convirtiéndose en uno de los compositores más queridos y apreciados por crítica y público. Pero la vida es así y Londres es una ciudad tan mágica que hace que estas cosas pasen. 

La música de Hans Zimmer visitará el Wizink Center de Madrid (el Palacio de los Deportes, para las nostálgicas) en abril de 2024.

Créditos de la imagen de portada: Dita Vollmond

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