De Dunas y Phenomenas

Esta semana De Cines y Cenas cogió el Ouigo (@RENFE, ¿quieres que la próxima vez cojamos el AVE?… ¡patrocínanos!) y se fue a Barcelona a pasar el fin de semana. Y como no podía ser de otra forma, aprovechamos la ocasión para acudir a uno de los lugares que más nos apetecía visitar desde hace tiempo: la sala Phenomena (a ver… que también visitamos La Sagrada Familia, y el CCCB, además de dar una vuelta por la ciudad Condal, tomar unas raciones en La Boqueria y todo lo que es requerido para calificar el finde de disfrutón).

La sala Phenomena es un proyecto de reposiciones cinematográficas, en sesión doble y versión original subtitulada, que empezó en 2010 en varias salas de Barcelona y que, rápidamente, fue ganando adictos y seguidores que querían ver en pantalla grande los clásicos de ayer y hoy. Lentamente la experiencia fue ganando en crítica y público y consiguió asentarse en el antiguo cine Nápoles, llegando a convertir este “pequeño” cine de barrio en toda una experiencia cinematográfica desde la entrada hasta su sala de 450 butacas, con dos proyectores (digital y analógico), un sistema de sonido Dolby Atmos y… un gran telón (con visillo blanco) que da otro puntazo en empaque y lustre al peliculón que vayamos a ver.

Phenomena Experience (la experiencia cinematográfica definitiva) sigue la corriente de cines tan MARAVILLOSOS como el Prince Charles Cinema de Londres (donde el staff decide las películas que se proyectan) o el GRAN cine Alamo Drafthouse en Austin, Texas, donde las películas se disfrutan con un menú diseñado para la ocasión (ahora… cuidado con hacer ruido, mirar el móvil o molestar de alguna forma, porque te echan, muy bien echado, en cuanto le fastidies la experiencia a alguien, cosa que nos parece MUY bien).

La verdad es que se echa de menos un cine así de cuidado en Madrid (tanto en calidad audiovisual, como comodidad) y con ese repertorio de películas fuera del circuito comercial. Eso es algo que los amantes del cine apreciamos y valoramos, aunque Phenomena haya intentado realizar esta experiencia en la Villa… con no muy buenos resultados de audiencia.

La película que fuimos a disfrutar fue Dune (o “Diun” o “Duna”, como ustedes quieran), la primera parte de una “futura trilogía” (por ahora solo están confirmadas una segunda parte dirigida por el propio Villeneuve y una serie para HBO Max, “Dune: The Sisterhood” que se estrenará este 2022) basada en los libros de Frank Herbert. La historia gira alrededor de Paul Atreides, interpretado por Timothée Chalamet, heredero de la Casa Atreides y de un “extraño” linaje oculto, cuya profecía le señala como “El Elegido” de un plan galáctico superior y que le permite utilizar “La Voz” un poder que permite controlar la voluntad de todo aquel sobre el que se usa.

La Casa Atreides es la elegida por el Emperador galáctico para recolectar y fiscalizar el comercio de la Especia (Melange, en los libros) del planeta Dune (o “Diun” o “Duna”…). Aunque, como diría el Almirante Ackbar (perdón por el crossover galáctico)… “It´s a trap!”, pergeñada por el propio Emperador y el barón Harkonnen, para acabar con la casa de Arrakis. Paul y su madre serán los únicos supervivientes y tendrán que adentrarse en el vasto desierto de Dune (…) en busca de la ayuda de los Fremen, oriundos del planeta.

Esta revisión cinematográfica de Dune (recordemos que existe una versión de 1984, dirigida por David Lynch y en la que sale Sting en calzoncillos futuristas) está dirigida por Denis Villeneuve y logró seis Oscars en la última edición de los premios de la Academia de cine americana. Una auténtica maravilla para ver en pantalla grande y con buen sonido. Y es que las sensaciones y vibraciones que vivimos en Phenomena durante el despegue de las naves, los ataques de los gusanos y… “la Voz”, nos metieron tanto en la película que casi podíamos “oler” la Especia.

Conclusión: Bravo por Phenomena Experience y su apuesta por ofrecer una sala de calidad donde poder ver películas clásicas y/o fuera de cartel, así como sus bien elegidos ciclos temáticos. Un lugar donde poder disfrutar de un ambiente cinéfilo y que (parece ser) se vuelve una locura cuando se estrenan películas “frikis” (de las que nos gustan). Un lugar muy recomendado y al que volveremos cada vez que visitemos Barcelona.

Por poner un pero… a estas alturas deberían dejar pagar las palomitas con tarjeta, pero… “Well, nobody’s perfect”

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