¿Quién no ha tenido curiosidad alguna vez por saber lo que le depara el futuro? Desde el principio de la humanidad se han inventado mil formas y rituales para conocer aquello que nos espera. Desde los más asquerosetes como leer las entrañas de los animales, hasta los más místicos como interpretar astros y estrellas, hoy en día los métodos de adivinación siguen pegando fuerte, bien porque haya gente que se los tome en serio, o bien, como nos pasa a muchas, porque nos pueden proporcionar un rato entretenido y quizás hasta nos sirvan para plantearnos nuestros problemas y decisiones desde otra perspectiva.
Tanto si sois de los que os creéis a pies juntillas las videncias y profecías, como si sois más escépticas pero os apetece pasar un buen rato, hoy os traemos un plan diferente y divertido para una tarde noche malasañera: Medium Club. En este renovado bar de la Calle Pez, junto con una extensa y creativa carta de cócteles, podéis encontrar cada día de la semana una experiencia diferente: tarot, carta astral, grafología o hipnosis entre otros.
A nosotras nos tocó lectura del futuro a través de cristales, piedras y gemas. Una disciplina con la que no estábamos muy familiarizadas pero de la que luego nos enteramos que se llama Litomancia, y que ya se practicaba en el Templo de Apolo en Delfos, en el siglo VII a.C. Fijaros que lo que nos parecía una modernez resultó tener solerita.
Eso sí, primero y para aligerar la espera mientras llegaba nuestro turno nos pedimos unos cócteles, que también fueron bastante espectaculares. El primero, bajo el nombre de “Abuducción”, salió de un platillo volante y se nos presentó servido en la cabeza de un alien que contenía una rica combinación de vodka grey goose, sirope de matalahúva e hinojo, lima, albahaca y piña. El segundo “Los Moldin”, un brebaje sin alcohol a base de ginebra 0.0, manzana lima y flor de saúco, rescataba la historia una familia de artistas americanos obsesionados con la fama que se afincaron en La calle Pez de Madrid en los años 70. Acompañamos los cócteles de unas albóndigas con curry que estaban la mar de ricas (diremos que nunca hay que beber con el estómago vacío para justificar nuestra glotonez).
Y ya, con mucha más felicidad, nos dirigimos a la mesita de lectura de piedras y cristales, la verdad es que todos preciosos y muy brillantes, daba gusto verlos. Preguntamos lo nuestro, que cómo nos va a ir esto y aquello, y la verdad es que nos salió todo genial. No tenemos muy claro si 2025 va a ser nuestro año, si no había cristal malo o si no querían que se nos arruinara la experiencia con vaticinios de desgracias y catástrofes. El caso es que salimos muy contentas, afrontando el futuro con alegría y encantadas de haber pasado un rato agradable.
¿El precio? Cóctel más adivinación unos 25 euros según que toque cada día. Eso ya os lo anticipamos para que no tengáis que adivinarlo.