Cuestión de Formas o formas de verlo…

¿Qué es el arte? ¿Hasta dónde se puede llegar con él? ¿Qué estamos dispuestos a hacer en la búsqueda por la belleza, la aceptación o el amor? ¿Hay teatro más bonito en Madrid que el Lara?… Muchas preguntas y grandes conversaciones pueden salir este verano tras ver ‘Cuestión de Formas’ de la compañía Calibán, quienes suben a los escenarios la obra ‘The Shape of Things’ de Neil LaBute director de cine, guionista y dramaturgo estadounidense.

Y es que parece que el teatro es sólo para el invierno, pero la cartelera madrileña sigue ofreciendo una plétora de títulos teatrales ideales para una tarde noche en el centro de la ciudad. Y si puede ser en un teatro tan bonito como el histórico e icónico Teatro Lara, mejor que mejor, ¿verdad?. Hace unos días acudimos allí a ver una de las últimas propuestas de la compañía Calibán ‘Cuestión de formas’, una comedia-drama en la que trata de profundizar en la naturaleza del arte, la intimidad, la voluntad de las personas y la exploración en el amor.

Fachada del teatro Lara

La historia comienza cuando Adam, un joven demasiado nerd para ser cierto, pilla a Evelyn a punto de intervenir/vandalizar una obra de arte en un museo. De su conversación nacerá una curiosa e inesperada historia de amor, que irá moviendo a Adam y sus amigos hacia lugares insospechados, que darán lugar a profundos cambios en sus vidas. Durante 100 minutos sin intervalo (a petición del autor original) la obra se moverá entre el drama, el humor y la reflexión hasta llegar a su curioso clímax final.

Esther Acebo (‘La Casa de Papel’), Lluvia Rojo (‘Cuéntame’), Bernabé Fernández y Chema Coloma, protagonizan esta obra que fue estrenada en Londres en 2001 y protagonizada por Rachel Weisz y Paul Rudd y que llegó a ser adaptada al cine, con el mismo reparto, en la comedia romántica (apriétense las gónadas) ‘Por amor al arte’.

Si bien es cierto que ‘Cuestión de formas’ es una interesante opción para pasar una tarde fresquita en el teatro, en nuestra humilde opinión, termina pecando de simple. Con el paso de los minutos, los diálogos demasiado americanos y las situaciones forzadas, van llevando irrevocablemente hacia el giro final, haciendo perder a este parte de su fuerza sorpresiva, que termina convirtiéndose más en una conversación para después, que en la locura que se espera.

Es de agradecer que un teatro como el Lara abra sus puertas a obras alejadas de las grandes producciones americanas que se ofrecen por el centro de Madrid y a la vigésima reversión del clásico de siempre. Tanto en la sala principal como, y sobre todo, en la Lola Membrives, la capacidad del Lara para ofrecer trabajos “diferentes” y por parte de compañías jóvenes es bienvenida. Aunque por esa misma regla de tres sería interesante que dichas compañías, en la medida de lo posible, adaptasen estas obras a nuestro país y cultura para no encontrarnos en lugares extraños y a medio camino

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *