El food porn copa nuestras redes, miles de fotos y reels de comidas deliciosas, humeantes, crujientes y chorreantes… Cada vez aumenta más el número de instagramers que nos muestran las maravillas de los restaurantes a los que van, lo increíbles que son los platos que se piden, seducen a la cámara y a los followers con las mejores hamburguesas, pizzas y croquetas, los helados más cremosos, y los platos más llamativos e innovadores.
Da igual que sea la historia de tu vida, o una reseña sobre un restaurante, la cuestión es que toooodo sea maravilloso. Que seamos felices y estupendas, que nuestras fotos sean las mejores, que los sitios a los que vayamos sean los más molones de la ciudad y que demos mucha envidia a todo el mundo.
Y nosotras nos preguntamos ¿hay mundo más allá del brillibrilli?