En enero de 2017, tras más de 60 años de actividad, y con cuatro locales abiertos en Madrid (habían llegado a tener hasta seis), las cafeterías Nebraska echaron el cierre dejando a más de 90 trabajadores y trabajadoras en la calle.
La sociedad que hasta ese momento había gestionado los establecimientos había sido adquirida por una gran fondo de inversión que decidió que el negocio no era rentable y cerró todos los locales… ¿Todos? ¡No! Uno de los Nebraskas poblado por irreductibles camareros resiste, todavía y como siempre, al capitalismo salvaje.