Los cines de verano están cambiando, es un hecho. Aquí unas joviejas aún recuerdan las pantallas en la plaza de toros del pueblo, con las sillas plegables y los bocadillos, pero el inexorable paso del tiempo ha convertido los recuerdos de la niñez en unos modernos espacios con bebidas exóticas, aperitivos internacionales, dulces caros y unos cascos de youtubers (con ruedecilla para cambiar el color de los leds) que si bien permiten escuchar bien la película, impiden esa socialización típica de estas reuniones.
Tras agitar el puño en recuerdo de los tiempos pasados (que nunca fueron mejores) y habiendo llenado con ello la siempre importante introducción del artículo, nos centraremos en La Estival, el cine de verano que se está desarrollando en la madrileña Plaza de España y que da sentido a la explanada sin árboles que se inauguró hace unos meses (ni un post sin crítica social). Y es que, tal y como dice la página del Ayuntamiento, del 29 de julio al 10 de septiembre: “el emplazamiento se convierte en el epicentro de la cultura cinematográfica de Madrid convirtiéndose en un gran cine de verano rodeado de gastronomía e historia.” (…) dividiendo la plaza entre una terraza y el susodicho cine.